En medicina se emplean las semillas y el aceite que se extrae de ellas, y también las hojas.
* Semillas. Son muy activas como purgante y sirven para extraer el aceite de ricino, tan conocido y tan aborrecido por los niños.
Una sola semilla, administrada en forma de emulsión, puede producir vómitos e incluso efectos purgantes. Por lo general, una o dos consiguen efectos laxantes; 4 a 6 producen efectos muy drásticos, sobre todo en ayuna. Se usan, de ordinario, cuando no se tiene el aceite a mano.
* Aceite. El aceite de ricino es un purgante muy recomendado, pues no produce irri-tación en el tubo digestivo y consigue deposiciones del bajo vientre sin causar trastornos en el intestino. De ahí que sea muy útil en los estreñimientos —sobre todo pertina-ces—, bernia estrangulada, peritonitis y metritis. Cuando se quiere destruir las lombrices, se toma algún vermífugo, como gencia-na, limón, valeriana, culén, etc., y luego una dosis de ricino.
Los efectos fisiológicos del ricino son muy curiosos. El aceite exprimido en frío y recién preparado no es purgante; tanto es verdad que en China lo usan como alimento. Para que produzca en este caso efectos pur-gantes es preciso tomarlo en gran dosis, y entonces purga por indigestión.
Cuando se obtiene por expresión en caliente, cuando es rancio o añejo, por contener principios acres, es purgante con sólo la dosis de 15 a 20 gramos. De ordinario se administra a los adultos en dosis de 15 a 60 gr, y de unos 8 gr a los niños. Héraud dice que se puede tomar en dosis de 20 a 30 gr en una infusión de café, o una infusión aromática, en emulsión hecha con una yema de huevo o goma tragacanto, o caldo de vaca desengrasado y muy caliente.
Como es muy nauseabundo, a veces produce vómitos, y entonces son nulos sus efectos purgantes. Por lo que ya se ha dicho, evítese usar semillas o aceite ran-cio; si es preciso usarlos en ese estado por no tener nada mejor a mano, adminístrense en pequeñas dosis.
El ricino sirve para darle al colodión quirúr-gico (usado en vendajes) esa elasticidad par-ticular que le impide romperse por la trac-ción que le comunican las partes cubiertas con ese material.
* Hojas. Las hojas son emolientes, y externamente se usan en lavativas a la dosis de 30 a 50 gramos. Aplicadas a los pechos, ayudan en la menstruación y se cree que pueden provocar la secreción de la leche. También son vulnerarias y facilitan la cicatrización de las heridas.